(ESCUCHAR EL TEXTO. Lee R Arrufat _en construcción_)
EL SEXENNI EN HONOR A LA VIRGEN DE LA VALLIVANA ES, SIN NINGUNA DUDA, LA CELEBRACIÓN MÁS IMPORTANTE DE LAS QUE TIENEN LUGAR EN LA BELLÍSIMA CIUDAD DE MORELLA.
SE TRATA DE UNA FIESTA DE PERIODICIDAD EXTRAORDINARIA, YA QUE SOLAMENTE SE CELEBRA DE SEIS EN SEIS AÑOS.
DESDE QUE, EN 1684, SE ACORDÓ SU TRASLADO AL TERCER DOMINGO DE AGOSTO, LOS ACTOS QUE SE ORGANIZAN EN EL TRANSCURSO DE LOS DÍAS PRECEDENTES (YA RELIGIOSOS, COMO LA ROMERÍA AL SANTUARIO DE LA VALLIVANA, YA PROFANOS), ANIMAN LA VIDA Y LAS CALLES DE LA POBLACIÓN GRACIAS AL REGRESO DE LOS NUMEROSOS MORELLANOS EMIGRADOS Y A LA VISITA DE LOS TURISTAS, ATRAÍDOS POR LA SINGULARIDAD DE LA FIESTA Y SU CARÁCTER TRADICIONAL.
EL ORIGEN DE LA FIESTA
Según testimonios documentales del siglo XV, en el lugar en que ahora se encuentra el santuario y la hospedería de la Vallivana, a 24 kilómetros del núcleo urbano, hubo una ermita que la tradición relaciona con el lugar en donde se apareció la virgen a un pastor. De la misma época data la estatua de la Virgen, de 29 cm. de alzada, hecha con barro cocido policromado. iA pesar de que la ermita y la imagen señalan la existencia de una antigua devocón mariana, la fiesta tendrá un origen más tardío: a mediados del siglo XVII, sucesivas calamidades (sequía, hambre y peste) diezmaron la comarca poniendo en grave peligro a la población. Impotentes, los morellanos decidieron el traslado de la imagen de la Vallivana a la ciudad para invocar su protección. En 1672, los miembros de la cofradía del Rosario y el consejo de la Ciudad, organizaron un nuevo traslado para combatir el rebrote en la peste. Para ello se nombraron treinta cofrades que, vestidos con ropas penitenciales. Fueron en procesión a por la figura mariana el día treinta de diciembre, y regresaron el último día del año. según Segura Barreda, cuando pasaba la imagen por las calles de la ciudad, los enfermos mejoraban, y a primeros de 1673 la epidemia había desaparecido. Los labradores, en acción de gracias, solicitaron hacer una fiesta solemne. Un grupo de vecinos, en representación de todos los estamentos del pueblo, se presentó al consejo de la Ciudad apoyando la petición. Y asì fué como el justicia y los consejeros votaron la celebración perpetua, cada seis años, de un novenario que recordara el acontecimiento. Este voto, que recoge Segura Barreda en el libro Morella y sus aldeas, dice textualmente:
“El Justicia, Jurats, Consell de Morella tenen a bé donar gràsies a la Imperatris de totes les creatures y Senyora nostra la Verge de Vallivana ara, y en tot temps en un novenari de sis en sis anys, pel benefici de la salut alcanzada en l'any pasat… i que comence lo primer de maig de l’any 1678, fent dit novenari per conte de la present vila un día de festa, i los restants per devots particulars, que al present se oferiren y cofrades y oficis, deixant esta dispocisió al(s) Mag(nífics) Jurats que es trobaran".
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